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Pobreza: según el informe de la UCA, aumentó al 43,1% en 2022

Redacción - 06 diciembre, 2022

El último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) releva que son casi 17 millones los argentinos que se encuentran por debajo de la línea de pobreza.

El Observatorio de la Deuda Social (ODSA), perteneciente a la Universidad Católica Argentina (UCA), publicó un informe que revela que la pobreza ascendió al 43,1% durante el último año, lo cual representa a casi 17 millones de argentinos. Por su parte, la indigencia se redujo al 8,1%.

 

Según el informe “Deudas sociales en la Argentina urbana 2010-2022”, que analiza el tercer trimestre de 2022, muestra que en el último año la pobreza no sufrió grandes variaciones: pasó de 42,4% a 43,1%, aunque se encuentra por debajo del pico de 2020, cuando alcanzó el 44,7%. Por su parte, la indigencia bajó de 9% en 2021 a 8,1% en 2022.

 

Respecto a estas dos variaciones, el titular de la ODSA, Agustín Salvia, señala que respecto a la pobreza (que se mantuvo casi igual) “estadísticamente, no es relevante el medio punto que creció la pobreza en 2022”. Por su parte, respecto a la indigencia, el descenso del indicador lo atribuye al aumento de las transferencias directas de parte del Estado en forma de programas de ayuda social.

 

El Observatorio de la UCA utiliza una metodología distinta al Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), organismo oficial del país, por lo que sus resultados no son comparables. Sin embargo, ambos muestran una tendencia similar: según el Indec, en el primer semestre de 2022 la pobreza alcanzó el 36,5%, y la indigencia el 8,8%.

 

El informe destaca que los más afectados son los y las niñas y adolescentes: el 61,6% es pobre. Aunque este porcentaje bajó con respecto al 2021, aún se encuentra quince puntos por encima del valor de 2015. 

 

En cuanto a la indigencia, el 13,1% de los niños se encuentra en este estadio, seguido por las personas de 18 a 29 años (7,4%) y los mayores de 60 (6,8%). Estos dos últimos grupos son los más afectados por el crecimiento de la pobreza este año.

 

Respecto a la localización, el 50,5% de los pobres reside en el conurbano bonaerense. Un dato relevante es que esta cifra se redujo seis puntos y medio con respecto al 2020, alcanzando niveles similares a la prepandemia. En la Ciudad de Buenos Aires la pobreza bajó de 13,6% a 12,7% entre el año pasado y este, aunque todavía se encuentra tres puntos por encima de los niveles previo a la pandemia del coronavirus. Por su parte, las tasas de indigencia mostraron una reducción significativa en ambas regiones: en el conurbano, pasaron de 11,2% a 10,3%, y en la Ciudad de 2,9% a 1,5%.

 

En el informe analizan que estos nuevos pobres corresponden a “las clases trabajadoras de sectores medios y populares, vulnerables a la crisis, a la falta de trabajo y a la inflación. Mientras tanto, los pobres estructurales logran protegerse reproduciendo una economía informal de subsistencia, que no los saca de la pobreza, pero al menos la alivia”.

 

Aunque la inflación y la pérdida de poder adquisitivo es uno de los causantes de la pobreza, de todos modos “no se evidencia un crecimiento exponencial” de estos indicadores, a pesar del contexto inflacionario. La razón la adjudican al aumento de los programas de ayuda social para los sectores vulnerables, que como destacan, no es una política a largo plazo.

 

La pobreza afecta puntualmente a los sectores informales y no profesionales: menos del 1 por ciento de los pobres corresponde al sector medio profesional. Por el contrario, los sectores marginales son el 70,5% de los pobres y el 19,8% de los indigentes, los cuales mejoraron respecto al 2020; y los sectores medios no profesionales, aunque no son mayoría, sí se ven cada vez más afectados. El descenso social de la clase media se puede ver en el crecimiento de esta clase dentro de la pobreza: en 2015, sólo el 9,4% de los trabajadores de clase media no profesionales era pobre; en 2022, el valor se duplicó a 18,2%.

 

Además de medir la pobreza e indigencia por ingresos, el ODSA calcula la pobreza multidimensional, que es un índice que entrecruza datos de ingresos monetarios con carencias de derechos, analizando a la población en base a la privación de derechos relacionados con la alimentación, salud, acceso a servicios básicos, vivienda digna, medioambiente, educación, empleo y seguridad social, y relacionándolos con ingresos.

 

El informe señala que la pobreza multidimensional aumentó en el último año, pasando de 37,8% a 39,2%. Destaca particularmente que la crisis iniciada en 2018 da lugar a un deterioro de las condiciones de vida, lo cual se manifiesta en un incremento de las privaciones monetarias y no monetarias. En este período se observa fundamentalmente que las personas no eran pobres por ingresos, pero presentaban alguna privación no monetaria. 

 

Actualmente, se registra un incremento de los hogares sin carencias no monetarias, pero que pasaron a ser pobres por efecto de la caída de los ingresos y el poder adquisitivo. Salvia remarca que “estamos ante una caída sostenida del salario real que genera más pobreza, sumado a que no hay nuevos empleos genuinos”.

 

Por último, la UCA realiza una medición entre pobreza y planes sociales. Destacan que en el año 2022 se incrementaron, en términos interanuales, la proporción de hogares que perciben transferencias monetarias o asistencia alimentaria directa por parte del Estado. Si no fuera por la asistencia del Estado, la pobreza llegaría al 51,5% de las personas.